jueves, 24 de junio de 2021

Crónicas de una pandemia, Mariel Muñoz

La nieve empezaba a derretirse, dejaba pequeños charcos de agua en el pasto y el pavimento de la cancha. Era realmente tranquilo, pensaba en la nieve compacta que se derretía poco a poco, eso me provocaba una pequeña sonrisa a pesar de que fingía tristeza pues mis gatos de nieve sufrían una lenta y dolorosa muerte.

Era una mañana de marzo de 2020, las noticias de un virus parecido al resfriado se esparcían por el país y el miedo cerraba puertas de casas y locales. La escuela no era una excepción, la cantidad de alumnos comenzaba a bajar, hijos de padres que le temían a un virus que podía ser mortal, y yo, que no quería perderme la sensación de serenidad de los pasillos vacíos, seguía asistiendo con mi madre maestra, para enterarme del chisme edición limitada, ver películas, comer donas y estrechar amistades con personas con las que no interactuaba normalmente.

El COVID-19 no representaba una amenaza para mí, era solo un resfriado agresivo capaz de darle un giro a la vida de las personas y, honestamente, creo que todos lo necesitábamos, sentirnos tan miserables como para querer ser mejores, quitar las maleza del camino, darnos cuenta de que no todos los que nos hablan van a estar ahí para nosotros y que no todos los que lo estarán van a hablarnos, reflexionar y pensar sobre nuestra persona, que un evento drástico nos cambiara la vida, aprender a valorar lo que tenemos y saber mostrarnos vulnerables para ser curados.

El "encierro" comenzaba poco después, me levantaba mucho después de las 6:00 am y eso era lo que más me gustaba, y, como era de esperarse, llegaba tarde a las "clases en línea". En ese tiempo dormía con mi madre, era un hábito más que nada, hacerle compañía era el objetivo, ella era quien me despertaba y por alguna razón siempre me asustaba y eso hacía que estuviera cansada todo el día. Para ser sincera, me gustaba la cuarentena, tiempo de sobra para hacer todo lo que me gustaba , dejar las tareas para después, sin ver el sol ni tener que socializar con nadie, era agradable.

La esperanza de que todo volvería a la normalidad seguía viva, esperando que todo saliera bien. Desafortunadamente, después de cuatro meses, nada había cambiado y las primeras señales de desesperación empezaban a notarse, personas que no soportaban estar dentro de casa, que estaban cansadas de la gente con la que vivían y sus días se volvieron una total tortura. Yo no lo entendía, a mí me encantaba estar encerrada, con tantos 'hobbies' que tengo me parecía una gran oportunidad para retomarlos y pasar tiempo con mi persona. De todos modos eso no fue lo que pasó,  pero no me quejo, también me resultaba agradable pasar el rato con mi familia.

La cantidad de contagios crecía y los hospitales estaban repletos de pacientes que dejaban ir su último aliento, los médicos hacían lo que podían para conservarlos con vida pero no había mucho que se pudiera hacer mas que esperar, esperar que no dejaran de luchar, esperar que no dejaran de respirar una noche y jamás se levantaran de nuevo...

Mi tía y su esposo son médicos y nos contaban a la familia lo que sucedía, si esto iba para largo o cómo no tenían más espacio para admitir a más enfermos. A veces solo quería que ya no dijeran nada, que no nos contaran qué tan mal iban las cosas, ver a mi madre tan ansiosa y asustada no era lo mejor del mundo, tenía miedo de contagiarse y con su débil sistema respiratorio seguramente no lo lograría, tenía miedo de dejarnos solos y pienso que le molestaba mi falta de preocupación, la manera en que yo sonreía cuando ella lloraba, no podía evitarlo, las personas con miedos y esperanzas me ponían de buenas, no tenía razones para dejar de sonreír.

En julio fue el cumpleaños de Martín y, como siempre, tuve que desvelarme para acabar el regalo, no mucho porque dormir es importante pero lo suficiente como para terminarlo y que se viera bien. La peor parte de hacer regalos era cuando mi madre se estresaba porque no los acababa rápido y los dejaba para después, siempre terminaba llorando y era realmente deprimente, me escondía para abrir heridas viejas que nunca sanaron bien. La verdad me lo merecía, ¿Quién me mandaba ser tan floja? Sin mi mamá no entregaría los regalos a tiempo y sin su apoyo no tendría regalos para dar. A veces solo necesito a una persona nerviosa que me haga llorar para ponerme las pilas.

En ese mismo mes era el cumpleaños de mi madre, esos eran los regalos más difíciles de hacer, sin alguien que me llevara a comprar lo que necesito. Pedirle ayuda a mi padre era todo un rollo y siempre terminaba siendo un desastre. El regalo de este año era más importante que los años pasados, necesitaba hacerle saber que estábamos juntos en eso, que la cuarentena no era el fin del mundo. ¿Tuve éxito? No lo sé, pero el ver que seguimos aquí me hace pensar que sí.

Luego venía agosto y con él el cumpleaños de Diego y la pequeña reunión afuera de su casa. Diego siempre me cayó bien, su manera relajada en la que se expresaba, sus chistes extraños y cómo siempre estaba buscando hacer a los demás felices, lo que me hace pensar que él sabía lo que era sentirse triste, verdaderamente triste, y no quería que los demás pasaran por ello, es una sensación realmente horrible. Tal vez no somos tan diferentes.

Diego se convirtió en alguien realmente importante para mí, no solo era parte de mi grupo de amigos, era distinto con él, simplemente era agradable estar a su lado y aunque las demás personas no me quieran, no importa, porque lo tengo a él, es esa clase de persona que me hace querer llorar cada vez que pienso en él. El mundo parece un mejor lugar cuando estoy a su lado.

Empezaba a escuchar a mi madre utilizar la palabra "semáforo" con mucha regularidad, una manera de hacer saber a las personas si podían salir o no. Escuchaba cómo se frustraba cuando la "luz" era roja, era desagradable porque incluso si la luz era verde era muy improbable que saliéramos. Verla tan pendiente de las noticias me molestaba porque luego no había manera de calmarla y me agotaba demasiado. Le decía constantemente que dejara de buscar malas noticias, le recordaba que no era tan malo como parecía y la convencía de que esto no sería eterno. Funcionaba, pero no por mucho tiempo.

Después comenzó el ciclo escolar, con mayor preparación para enfrentar los problemas de distancia, cuidando el área socioemocional de los estudiantes. De igual manera, fue algo difícil para la mayoría, estrés, frustración, enfermedad, los problemas se apilaban y el rendimiento académico bajaba, no demasiado pero lo suficiente como para notarlo. A mí me parecía bastante absurdo, ¿por qué sería la educación a distancia más complicada? Era muy parecida a la presencial pero con más libertades, se ajustaba perfectamente a mi persona y no me importaba no ver a mis compañeros o mis amigos, siempre me hacían sentir sola, definitivamente no extrañaba eso.

Los meses de otoño pasaron en lo que el sol se levanta, con algunos cumpleaños en medio, con la esperanza de poder juntarnos para navidad y que por lo menos una noche todo estuviera bien. Claramente no sucedió así pero no fue algo malo, solo distinto.

Con anticipación empezaba a hacer regalos para mis amigos pero no era navidad si no me atrasaba y lo hacía todo a última hora. Quedamos que nos veríamos a las 6:00 pm pero llegamos una hora después y ya estaba oscuro, eso no nos impedía disfrutar nuestro intercambio de regalos, desear una feliz navidad y conversar un poco.

Estar en casa se volvía cansado y con el año nuevo empezaban las promesas de enderezar las cosas, levantarse temprano, dormir lo suficiente, escribir, dibujar, pero conforme pasaban los días me decía que no era necesario hacer todo eso, solo tenía que tomármelo con calma y hacer lo que se presentara, pasar el rato con mis padres y hacer algo mientras. Entonces empecé a tejer, tenía tiempo sin hacerlo y ahora era todo lo que hacía, cada que tenía tiempo. Fue cuando noté las señales, falta de motivación, cansancio, dormir en exceso, no hice nada al respecto pero tal vez debí hacerlo.

Como siempre, terminé tarde mi proyecto de tejido, era un regalo para alguien muy especial y necesité un poco de ayuda. Al principio no quería aceptarla, quería que fuera enteramente obra mía pero no tuve otra opción.

De nuevo era marzo, había pasado ya un año, era acertado decir que nadie era el mismo de antes, algunos nos dimos cuenta de quiénes nos quieren de verdad, otros tuvimos que decir el adiós más difícil de nuestra vida, aprendimos a valorar las cosas más pequeñas y no darlas por hecho, presenciamos peleas intrafamiliares, nos rompimos muchas veces, lloramos muchas más y nos vimos forzados a lidiar con la soledad. En cuanto a mí, las cosas no iban mal, pero tampoco iban bien, solo iban.

Y como agua en el desierto llegó el día 23, uno de mis días favoritos del año: el cumpleaños de Victoria, mi mejor amiga. Le tenía preparada una sorpresa, y me arrepiento tanto de no dársela al principio del día, como suelo hacer con todos los demás. Después de eso me encargué de que no se volviera a sentir triste por el resto del día. Diego, Martín y Emilio nos acompañaron a celebrar su cumpleaños y mi madre nos llevó a comer helado. El día terminó en el parque donde viven los chicos, con un vals bajo la luz de la luna, nadie sabíamos bailar pero las risas no faltaron.

Algunos días después fue la fiesta que ya tenían planeada, algo no muy grande pero bastante bonito. No hablamos tanto ese día pero era agradable verla sonreír, me hacía tan feliz. Cuando estaba por concluir el día llegó mi madre con mi hermano mayor, traían el regalo al que le invertí más de dos meses, y cuando vi su reacción, su emoción y la felicidad líquida en sus ojos me di cuenta que todo había valido la pena, el cansancio, las ampollas en mis dedos, el gran esfuerzo que hacía por mantenerme motivada, lo valía. Tenía tantas ganas de llorar y desearía poder hacerla así de feliz cada día de su vida.

Luego vino abril y el cumpleaños de Emilio, con una reunión en su casa. Recuerdo haber hecho varias cosas esa semana y cuando llegó su cumpleaños estaba tan cansada que apenas podía vivir. Esa clase de reuniones son las que más sola me hacen sentir y probablemente es mi culpa, es un sentimiento tan profundo que no me puedo deshacer de él, no puedo quitarme esas ganas de llorar, de desaparecer un día y que nadie jamás me encuentre.

Lo que hizo ese día más tolerable fue la presencia de Dante, su risa contagiosa y su habilidad para mantener una conversación, tenía tantas ganas de simplemente ir a otro lado para escucharlo hablar por horas, para ver sus manos moverse mientras explica una teoría extraña de alguna película de la que nunca había escuchado, quería huir con todas mis fuerzas y esconderme entre las palabras que brotaban de su boca con tanta fluidez. Terminamos jugando ajedrez él y yo mientras jugábamos un muy raro videojuego simultáneamente, fue reconfortante, tenía tiempo sin tocar un tablero como ese y el camino se formaba tan perfectamente en mi cabeza como si nunca hubiera hecho nada más.

Estoy tan agradecida con Dante por darme paz en ese día tormentoso y tal vez no fue algo muy relevante para él, pero era todo lo que yo necesitaba.

Mis días iban de mal en peor y no era producto de la cuarentena (lo era de manera indirecta), estaba cansada, cansada de dar todo y quedarme sin nada, de ser yo la se acomode a los demás, de resolver problemas que no son míos, de pelear las batallas de alguien que realmente no quiere ganar. Estaba cansada de romperme a mí misma para mantener a los demás completos, de ser tan poco egoísta. La verdad es que este encierro habría sido lo mejor de mi secundaria si las personas a mi alrededor vieran el mundo como yo, y estoy cansada de ocultar el daño que me han hecho para no lastimarlos cuando he llorado tantas veces y de rodillas le he pedido a Dios queme quite el corazón, que me permita rendirme, que me deje cerrar los ojos y no me despierte nunca más. ¿Saben qué me dijo? Que el problema es que yo había dejado de amar, estaba tan cansada que no me di cuenta de la indiferencia que había cultivado, solo necesitaba amar más, amar sin esperar nada a cambio, amar sin límites, sin miedo, amarme a mí, a Él, a mi familia, a mis amigos y sobre todo, a aquellas personas que tanto daño me hicieron. Solo tenía que amar más.

En mayo fue la XV de Ismeraí, al principio me sorprendí por haber sido invitada, no hablo mucho con ella pero su invitación me provocó un extraño sentimiento de felicidad y de aprecio, me sentía conmovida. Honestamente no me gusta salir mucho, principalmente por el tema de la ropa,  mi madre quiere que me vista como las otras chicas con lindos vestidos, que me alise el pelo, sombra, pestañas rizadas, uñas pintadas, tacones altos,  no hay nada de malo en eso pero siento que no es para mí. Estaba dispuesta a aceptar todo eso solo para ir a la fiesta de Ismerai, mostrarle mi gratitud y en silencio decirle que podía contar conmigo, que la ayudaría si lo necesitaba.

El lugar era muy bonito, con luces de colores cálidos que creaban el ambiente perfecto, cuando llegué no sabía qué hacer, tenía su regalo entre las manos y con la mirada buscaba algún rostro familiar y luego vino ella, con su vestido largo y pomposo, lo levantaba con torpeza para que no se ensuciara, se inclinó para abrazarme y por un momento pensé que si la abrazaba demasiado fuerte podría romperla. Después de eso fue realmente incómodo estar ahí, me sentía fuera de lugar, como un color pálido entre muchos tonos vibrantes, recordaba aquellas muchas personas que me decían lo importante que era, pero simplemente no lo demostraban. Y luego llegó Sofía, gritó mi nombre y corrió hacia mí para darme ese abrazo que tanto necesitaba, creo que no sabe lo feliz que me hizo ese lindo gesto suyo.

Al siguiente día fue el cumpleaños de Dante, estaba tan cansada físicamente por el día anterior pero en cuanto llegué al lugar me sentí en calma, el sonido del agua muda era lo que más me agradaba. Me alegro mucho de haber ido, de escuchar a Paulina y Victoria hablar de One Direction, de jugar billar y videojuegos, de ver a mis amigos jugar en el agua, y comer muchos dulces. Fue una experiencia refrescante después de la noche anterior, y creo que Ismerai, Victoria y Paulina la hicieron mucho mejor.

En los primeros días del mes de Junio tuvimos un evento en el colegio donde íbamos a ver una película en el campo, cada quien en su carro, pero yo me organicé con mis amigos para ir todos en la troca de mi padre y verla desde la caja, aunque realmente no fuimos a ver la película, solo era para juntarnos. Mi madre y yo fuimos a recoger a Diego, Martín, Emilio y Victoria a su casa y de ahí nos pasamos al Superette para comprar lo que consumiríamos durante la película, fue cuando me di cuenta que no tenía la pulsera que me había puesto esa mañana, seguramente se me había caído en el fraccionamiento de alguno de mis amigos, no le tomé importancia y solo me enfoqué en disfrutar el día. Llegamos más temprano porque los maestros debían estar ahí con anticipación, nosotros aprovechamos eso para hacer pases con el balón de football americano, tenía tiempo sin hacerlo y se sintió bien estirar un poco el cuerpo, desacomodarme los hombros e intentar alcanzar el balón que estaba muy por encima de mi cabeza. No llevábamos ni diez minutos en eso cuando de pronto ya estábamos sentados en las mesas blancas de la casita azul, como si nos llamaran a sentarnos y recordar lo que fue, lo que hicimos ahí, buscar las huellas que dejamos, las memorias que hicimos, era un lugar tan familiar y tan distinto, me sentía en casa. Hablamos con el profe Eddy, el de tochito, con el hermano Juan y su nieto, y luego vino Emiliano, que al principio no se quería quedar pero lo convencieron, llegó Arturo y posteriormente Kike. Éramos más de lo planeado, no cabíamos en la caja pero la pasamos bien, amontonados como podíamos, con las piernas encima de Diego y pegándole a Martín con los pies.

Cuando estaba por acabar la película me levanté del pequeño lugar en el que estaba sentada para subirme al techo de la troca, estaba fresco ahí arriba, el aire nocturno me relajaba, extrañaba un lugar que no recordaba, y estando ahí, bajo las estrellas, sentí como si lo hubiera encontrado, como si siempre hubiera sido así, como si me hubieran arrancado del negro cielo el día que nací. Con la espalda contra el techo y los ojos hacía el cielo pensaba en lo mucho que me gustaría quedarme así para siempre.

Me enderecé con un movimiento brusco para ver quién rayos quería desabrocharme los zapatos y me encontré con unos muy confundidos Diego y Emilio, preguntándose por qué uso las agujetas por adentro y es precisamente para evitar cosas como esa. Y luego vino Gretel, se paró del lado de Victoria y hablaron por unos segundos antes de decidir que lo mejor era ir a otro lado para platicar bien. Torpemente la sacó de la caja de la troca y después se unió Grecia, al parecer se llevaban muy bien, en todo el rato que llevábamos ahí no había visto a Victoria tan animada, parecía aburrida de estar con nosotros, me pregunto si de verdad disfruta nuestra compañía.

La película acabó y nos preparábamos para irnos, yo sujetaba al Señor Oso y veía cómo recogían las cosas, esperando a que estuviera todo listo para irnos y llevarlos a su casa. Me senté en el asiento entre el conductor y el copiloto, entre mi madre y Emiliano, y Martín, Diego, Emilio y Victoria se aplastaron en los asientos de atrás. Llevamos a Emiliano a su casa y luego nos dirigimos a la de los otros, que viven en el mismo fraccionamiento, primero Martín, Emilio en segundo lugar y por último Diego, quien me iba a ayudar a buscar mi pulsera que se me había caído, pero antes de bajarme decidí molestarlo con una apuesta rara que habíamos hecho, así que cobré el beso que me debía. Sinceramente no pensé que de verdad lo hiciera pero igual me dio mucha risa su reacción.

Después vino el cumpleaños de Arturo, una carne asada en su casa. La verdad no me gusta la carne pero de todos modos asistí, esperaba que nadie me hiciera comerla. Llegué un poco temprano, solo estaban Kike y Arturo jugando basketball, sus padres eran tan amables que sentía que estaba molestando. Tuve tiempo de ponerme bloqueador solar antes de que llegaran los demás. Era realmente extraño estar ahí, solo sentada, empezaban a llegar los demás invitados y yo solo los veía jugar, sin poder tocar la luz del sol. Cuando llegó Diego fue conmigo y me dio la pulsera que había perdido, me hizo sonreír el hecho de que no dejó de buscarla.

Era un tanto incómodo estar ahí, hasta que llegó Victoria, me sentí mejor con ella a mi lado, como si todo estuviera en su lugar y entonces pude estar tranquila. Me preocupaba un poco que el día anterior se había sentido mal pero cuando quiso ir al trampolín y la vi saltar como loca supe que estaba bien, aunque la notaba algo triste, pronto se cansó y mejor se recostó. Me gustaría poder hacer algo, pero no sé cómo hacerlo. Por alguna razón terminé hablando más con Dante y Diego pero de vez en cuando la miraba a ella para ver cómo seguía. Se veía apagada.

Los días pasaban lento, con largas horas de más, tiempo que invertía en cosas sin sentido, no tenía la energía para hacer las muchas cosas en mi lista, escuchaba música, tomaba lecciones de idiomas, hacía media tarea, el cuerpo me pesaba y levantarme era toda una hazaña, con alarmas que me recuerdan cuándo comer, cuándo tomar agua, cuándo dormir, cuándo despertar, cuándo tomar un descanso, cuándo estirar el cuerpo, cuándo hacer la tarea, seguir las instrucciones de cada alarma era reconfortante, como si mi yo del pasado estuviera preocupada por mí y tratara de cuidarme, aunque apenas le hacía caso. Y luego, entre las pastelosas canciones modernas, encontré lo que jamás pensé volver a ver, fue tan extraña su presencia que tenía que averiguar lo que me tenía que decir Ludovico Einaudi con su pieza 'Nuvole Bianche'. Así que me puse mis audífonos y me recosté en el estrecho sillón floreado de mi cuarto, escuché en silencio la cascada de emociones que derramaba mi sensible corazón ante tal combinación de notas, y por seis minutos, el mundo estuvo bien.

Desde el día aquel escuché, escuché con atención, con sensibilidad, con el corazón abierto, Tchaikovsky, Chopin, Mozart, Schubert, Vivaldi, Liszt, escuché sus composiciones de nombres extraños, encontré lo que estaba buscando, la serenidad de escuchar con el corazón y sentir la acústica del teatro en la piel, regresé al lugar que había abandonado hace mucho tiempo, volví a sentirme en mi hogar y no planeaba irme nunca más. Día y noche me acompañaba, entre las clases, cuando hacía tarea, cuando me despertaba anormalmente temprano, cuando no podía dormir, cuando quería llorar, cuando no sabía qué hacer con tanta felicidad, cuando el silencio me acechaba, era mi complemento, mi lugar feliz, era todo el apoyo que necesitaba para seguir adelante, la inspiración que tanto me faltaba.

Entonces decidí retomar el teclado, volver a practicar las escalas, entrenar las manos, empezar de cero, era algo que estaba determinada a hacer, volver a escuchar el sonido del piano que me pone somnolienta. Desafortunadamente no lo encontré, lo busqué varias veces pero no había ni rastro de él. De igual manera empecé con los estiramientos y ejercicios para fortalecer las manos, no iba a dejarlo así nada más, no iba a abandonarlo de nuevo. Esas ganas por mejorar mi ejecución en el teclado me impulsaron a terminar las cosas que dejé inconclusas, tal vez una tarea sin entregar, el trabajo que parecía muy laborioso, era simplemente mágico lo que escuchar música había hecho en mí.

Se acercaba la XV de Yamel, también me sorprendí por ser invitada, honestamente no creí que mis compañeras/amigas me invitarían a sus fiestas, pero era agradable ser tomada en cuenta, aunque fuera solo de relleno. Decidí llevar a alguien para no ir sola, y la respuesta a la pregunta ¿a quién debería invitar? era más que obvia.

Si la cuarentena me ha enseñado algo es que necesitamos ayuda, necesitamos apoyarnos en alguien, necesitamos razones para seguir adelante, necesitamos sentirnos amados y a veces no nos damos cuenta que lo que tanto queremos y necesitamos lo tenemos justo enfrente, esperando a que nos levantemos del rincón y vayamos por ello. Así que si me ves en la calle, en una tienda, en un salón, un jardín, en la cocina de tu casa, en la escuela, no dudes en correr hacia mí y darme un abrazo, un beso en la mejilla, dime lo feliz que estás de verme, te recibiré con los brazos abiertos, yo lo necesito y puede ser que tú también.

miércoles, 23 de junio de 2021

Crónicas de una pandemia, Andrea Mendoza

 El 17 de Marzo del 2020 oficialmente la SEP adelantó las vacaciones de semana santa debido a que el Covid-19 estaba llegando en México , al principio fue una alegría para mí por que iba a tener más vacaciones y más oportunidades para dormir tarde, salir con mis amigos y hacer muchas cosas, después de las vacaciones el gobierno federal no nos dejó regresar  a la normalidad, nos pusieron en cuarentena y dijeron  que debíamos tomar clases en línea hasta nuevo aviso; así pasamos lo que quedaba del ciclo escolar, todas mis vacaciones las pasé en mi casa por la cuarentena y para el siguiente ciclo escolar, nada cambió, seguíamos en clases virtuales, la verdad se me hizo un poco difícil adaptarme,  mandar trabajos por correo electrónico cuando antes era llegar al escritorio del profesor además lo que más se me dificultó y creo que también a los demás fue aprender, no sé como explicarlo pero no es lo mismo a que te lo enseñen en persona y así estuvimos todo el ciclo escolar hasta ahora sigo en clases en línea y pues ya estoy por terminar y graduarme y es lo único que quiero. Ahora la pandemia sigue pero ya no esta tan mal, todos logramos  acostumbrarnos a esta nueva modalidad, salieron vacunas y yo ya tomé mi primera dosis, la segunda es en unas semanas. Mucha gente sufrió en este encierro, pero creo que los adolescentes más al sentirse encerrados y solos sin hacer nada solo sentarte en un escritorio por unas horas para después levantarte y estar en tu teléfono, lo digo pues por que yo sé lo que se siente por que lo sentí en este tiempo, la verdad creo que fue un año casi dos en los que se mal gastó mi adolescencia , ahora en el 2021 en donde yo vivo no hay ya tanto riesgo como antes ya podemos salir (con precaución),  podemos hacer eventos por ejemplo cumplí 15 años este año, no hice la fiesta que quería, pero por lo menos la pequeña reunión  y  festejo que me hicieron en familia estuvo mejor que el del año pasado, la verdad se arruinaron muchas cosas el año pasado pero ahora ya no esta tan mal, ya no muere tanta gente, solo esperamos que esto termine, son como unas vacaciones largas pero ya queremos que se acaben.

martes, 22 de junio de 2021

Cronicas de una Pandemia, Marcos Bravo


Pasaron seis años de primaria, fue un largo camino pero lo logré, por fin estaba en la secundaria ¡En 1ero de secundaria! Me emocionaba la idea de estar en ahí, nuevos compañeros, nuevos maestros, nuevos salones y nuevos horarios de clases. La secundaria sería de las mejores etapas de mi vida, pero extrañaría a mis maestros de primaria, aunque en secundaria nos darían mas carrilla, no me importaría o eso pensaba. Pasaron semanas y llegó el momento de elegir un club en el cual estaríamos todo el ciclo, por supuesto elegí lo que más me gustaba, la danza folclórica.  Primero de secundaria fue de las mejores etapas, tuve mi primer día del estudiante y fue el único porque no sabía lo que pasaría después.

PUM!!! Segundo de secundaria, lo había logrado, me costó, pero pasé. Se unieron nuevos compañeros al salón. ¡Al mejor salón de todos! y valla que fue un cambio, hubo nuevos maestros y nuevos salones y sobre todo una nueva materia física. Pensé que  se volvería algo imposible en mi secundaria, pero no a mi parecer estuvo difícil, obvio tuve mis malos momentos con esa materia pero logré dominarla.  Apenas estaba empezando el 2020, pasamos a febrero el mes del amor y la amistad y hubo un evento, yo estaba emocionado porque el evento sería en el Xtreme. Pero no pude ir ya que me enfermé  gravemente, a tal nivel que me dio un coma diabético y me puse muy mal. Ese no fue de mis mejores momentos, pero lo superé.

Después de esa larga estancia en el hospital ( casi 2 semanas), por fin regresé a mi casa y estuve otra semana en recuperación, ¿cambiaron muchas cosas?, sí ¿me acostumbraría? claro que si. No fue del todo fácil pero sabía que podría porque creía en mí. Algo que no les dije fue que casi y no la cuento ya que llegué en un estado muy critico, no me puedo imaginar como estaría mi familia, conocidos y compañeros de escuela. Pero agradezco a todas esas personas que oraron por mí, si no fuera por esas oraciones no hubiera salido adelante con esta enfermedad.

Después de volver a la escuela y la vida de un estudiante normal, nunca me esperé la bienvenida que me dieron, abrazos, buenas vibras y agradezco que los maestros fueran comprensivos con los trabajos y me  puse al corriente. Pasaron unas semanas y no me lo van a creer ¡PANDEMIA!, todos a casa y tuvimos lo que restaba del trimestre en clases virtuales, fue un gran cambio y super difícil acostumbrarse a ese ritmo de clases virtuales, pero pasó el tiempo y terminé segundo de secundaria, costó y fue mucho pero lo logré.

Como si hubieran pasado 5 minutos, ya estaba en 3ero de secundaria, aún en tiempo de pandemia, y ¡qué tiempos tan difíciles! pero todo se pudo siguiendo las medidas controló esto del Covid.

Batallé y sufrí pero aquí estoy en 3ero de secundaria, y siendo sinceros nunca me gustaron las clases en línea, aquí fue cuando me di cuenta que de verdad extrañaba a mis amigos, y ya planeando la graduación, en la sesión de fotos me vi con varios amigos que extrañaba,  sobre todo a mi amiga Andrea Mendoza la quiero mucho y no solo a ella, si no también a mis otros amigos.

Y si les puedo dar un consejo es que valoren a las personas que están a su alrededor, ya que nunca sabrán que pasará en un futuro, no sabemos cuando esas personas quieran alejarse de nosotros, espero nunca alejarme de estos grandes amigos que valoro demasiado, y pronto esta pandemia se acabe para poder ver a mis amigos.
¡GRACIAS A TODOS MIS AMIGOS Y MAESTROS POR SU APOYO!






Crónicas de una pandemia, Carlos Rojas

Pues desde primero a tercero no tengo nada que decir la verdad me la he pasado normal. En primero conocí  a muchas personas increíbles y esas personas fueron mis compañeros de salón y la verdad pensé que iba tener más clubes, pero me encantó la secundaria,  me gustaron  las travesuras y los pegamentos  en el techo. Nunca voy a olvidar a este grupo que es el mejor  que he conocido.

De primaria a secundaria  fue un gran cambio y como dicen, necesitas acostumbrarte a los cambios  sin embargo hubiese querido que no pasara lo de la  pandemia para poder hacer mas travesuras en el aula.

Quiero agradecer a mi grupo por todo y lo más importante a la maestra Brenda que es la mejor maestra que he conocido y explica muy bien, aunque nos ponga mucha tarea y carilla  pero reconozco que es  lo mejor.

Lo que más me gustó de estos años es que pude conocer a más personas y pudimos hacer muchos eventos y divertirnos en el salón . 






Crónicas de pandemia, Ian Hernández

 

Hoy voy a contarte una bonita historia de amor, ntc eso es broma, pero voy a contarte como fue mi experiencia en esta bonita secundaria que estará siempre en mi corazón.

Todo empieza en un agosto de 2018, aún recuerdo el primer día de clases, estuvo muy padre ya que ahí pude conocer a los que ahora son personas muy importantes para mí. Ya conocía a la mayoría del salón pero habían entrado niños nuevos en la clase y la verdad escogieron el mejor salón, me acuerdo como conocí al que ahora es mi mejor amigo Miguel, a él lo conocí gracias a que no tenía colores para una actividad todavía me acuerdo que se volteó de su asiento y me preguntó “me prestas tus colores” nunca voy a olvidar ese momento. Después conocí a la persona más importante, a Reyna, me acuerdo que estaba sentado y ella llegó y me dijo “que padre dibujas” la verdad en ese momento no sabía que contestarle porque me distraía su belleza, la verdad me siento mal por no haberle contestado. Después de varios meses tuvimos que hacer un baile de navidad y la verdad nos quedó muy padre, fue algo muy bonito. Yo creo que eso fue lo más interesante para mí en 1ro.

Después de eso entramos a 2do de secundaria y fue un año un poco más pesado que el anterior ya que eran nuevos temas y muchas cosas nuevas, lo que no dije es que en 1ro teníamos algo llamado clubes era padre pero me cambiaron de club, pero esta vez sí pude estar en el club que yo quería que era el de deportes, era un club muy divertido porque solo jugábamos soccer o hacíamos ejercicio pero cambiaron todo solo porque algunas personas se iban a la cafetería cuando pedían ir al baño, fue un problema la verdad, porque en ese entonces los clubes si estaban padres, después de eso no tuvimos nada impresionante bueno fuimos al Xtreme y fue una de las peores experiencias porque fui al paintball y fue muy doloroso pero valió la pena para perderle el miedo pero fue muy bueno.

A finales de segundo pasó algo muy malo desde mi punto de vista pues empezó una pandemia y no dejaban entrar a la escuela a los niños con síntomas de resfriado, como tos, escurrimiento nasal, temperatura, entre otros, y yo en ese entonces estaba enfermo pero no era covid, después nos mandaron a cuarentena para controlar la epidemia.  Luego de semanas entramos a lo poco que quedaba de 2do pero esta vez en clases virtuales.

Pasaron los meses y ya habíamos pasado 2do y empezaba una etapa más dura porque en 3ro no nos podríamos ver por la pandemia y era más pesado porque tendríamos que estar sentados frente a una pantalla en vez del pizarrón y eso fue lo más triste, después de semanas nos tuvimos que acostumbrar, lo único bueno de esta pandemia es que pude conocer más a fondo a Reyna y la verdad ella es una chica extraordinaria que la realmente vale la pena conocer y si sigo diciendo cosas sobre ella nunca acabaría la crónica, solamente quisiera darle las gracias por hacer los días menos grises y ella es un claro ejemplo de que nada es imposible y en parte ya quisiera que nos graduemos pero eso es un secreto, Reyna si lees esto te quiero mucho y te quiero más.

Ahorita estamos haciendo los exámenes finales y la verdad estoy un poco nervioso por eso pero supongo que es normal, después de acabar la secundaria voy a extrañar mucho a mis compañeros a algunos los seguiré viendo pero a otros no, finalmente fue una buena etapa de mi vida y sé que se viene algo mucho mejor.

Gracias por todo.

lunes, 21 de junio de 2021

Crónica de una pandemia, Ángel Ramos

Para empezar ¡hola!, soy Ángel Ramos un chico que se va a graduar de la secundaria y pues tengo a alguien muy especial en mi vida es una chica y lo que siento por ella es único porque con otras chicas que me han gustado no he sentido lo mismo y pues siento que Dios me dice que ella es la indicada y me está llamando para ser misionero porque he tenido sueños y señales de él en esta cuarentena perdón si me abrí demasiado pero es que necesitaba que alguien lo supiera. 
Pues esta cuarentena ha sido muy dura para mí y para todo el mundo y lo reconozco, yo la verdad soy alguien que se entristece muy fácil y también algo enojón, tuve algunas preocupaciones y estuve confundido, además fue un año de muchas sorpresas. Sé que otros chicos de mi edad están igual o peor que yo, pero  tomé la iniciativa de orar a Dios y dejar todas mis preocupaciones en sus manos.
También dejé  ir a mi equipo de fútbol,  tuve clases por  zoom y conocí a personas que antes no conocía o que ya las había visto  pero no les hablaba. Al igual tuve nuevos amigos.

También algo que me gusto esque salimos adelante y no hablo por mi mismo si por todo el mundo, niños hicieron escuela en línea aunque se que muy difícil por este medio y papas y mamas salieron a trabajar se sacrificaron para que su familia esten bien y eso me alegro porque si importar lo que venga Dios tiene todo en control y el sabe lo que hace haci que ahora quiero pedir gracias a todos mis amigos, profesores, tutores y principalmente Dios.

Crónicas de una pandemia, Iván Amézaga


Al principio de la pandemia se me arruinaron todos los planes ya que el virus se propagó muy rápido en todos lados. Me sentía desesperado porque no podía salir con mis amigos ni hacer nada, solo estar en mi casa echado y jugar videojuegos online.


La verdad el cambio fue demasiado brusco a principios del año de 2020 por lo que muchas personas, de un día para otro teníamos que estar en cuarentena por el nuevo virus que había aparecido en todo el mundo.


De alguna forma yo tenía que seguir con mis entrenamientos diarios para no perder condición y poder tener un buen nivel en mi categoría de ciclismo por lo que mi entrenador recurrió a hacer entrenamientos virtuales, ya que, era la mejor opción en esos momentos tan críticos.


A mediados de año mi papá se enfermó de Covid19 porque el trabaja en área de Covid19 en el IMSS ya que es médico, por lo que era inevitable que se enfermara, la verdad la pasó muy mal, se lo contagió a todos en mi familia, mi mamá , mi hermana y a mi pero a nosotros no nos dio tan fuerte la enfermedad porque la mayoría del tiempo permanecíamos lejos de él por precaución.


Después de como dos meses en reposo, gracias a Dios y al tratamiento que mis papas siguieron, se pudieron recuperar y tengo que admitir que me dio miedo porque si estaban en muy mal estado y estaba muy preocupado por la salud de los dos.


Las clases online estaban regulares, eran tres clases por día, en segundo de secundaria pero los profes decían que era muy pocas y que no alcanzaban a dar la clase completa por el tiempo que tenían en esos momentos pero estaba padre por que nos dejaban comer, tener ropa libre, entre otras ventajas.


Ahora que ya va a cambiar el semáforo vamos a poder tener lo mas probable, clases presenciales y la verdad las extraño porque ya quiero ver a mis amigos con los que pasé toda la primaria y secundaria pero creo y tristemente que solo tendremos graduación presencial y yo quería de perdida pasar tiempo con ellos en clases porque no pudimos convivir.

Crónicas de una pandemia, Yamel Acosta

Definitivamente este año ha sido muy diferente a los anteriores, y la mitad del año pasado ya que lo viví de manera virtual y encerrada en mi casa, pero eso no quitó una experiencia, que por el momento fue difícil adaptarme pero también fue buena, porque descubrí cosas que no sabía y aprendí a tener paciencia y que todo tiene su tiempo y la verdad es que tal vez tercero secundaria no fue presencial pero si tuve la oportunidad de ver a mis compañeros sanos y pude compartir un año más a pesar que no estuviéramos  juntos. La verdad es que me hubiera encantado estar en presenciales este último año de secundaria ya que en primero viví una experiencia increíble al igual que segundo aunque no fue lo mismo porque a mitad de año nos pusieron en cuarentena y aunque fue un poco difícil vivir esa mitad de año no me quitó esa experiencia, fue algo distinto, algo divertido pero al final de todo me di cuenta que en realidad extrañaba mucho a mis compañeros a mis maestros y las regañadas de Juanito, fue diferente fue una buena experiencia y creo que jamás olvidaré y que le contaré a mis futuras generaciones de lo que viví con el COVID 19.


Crónicas de una pandemia, Pablo Viesca

La secundaria empieza desde las vacaciones de 6to cuando terminaste una etapa y lo único que puedes pensar es en la siguiente, caminas con tus piernas temblorosas y nerviosas entre los pasillos, te acercas a un profesor para saber tu próximo salón, te dice que en los salones de arriba . Te emocionas porque llevas 6 años en la escuela y nunca habías subido y piensas ahora soy yo el grande que va a los salones de arriba y estos pequeños se quedan abajo. Subes por las escaleras y te topas a los de segundo y tercero y te hacen sentir como el pequeño, encuentras algunos amigos y piensas que la gente crece mucho, solo fueron meses y están más altos incluso algunos fingen la voz pero en otros sí cambiaron.

Eliges un lugar, aunque los profes te mueven según tu comportamiento, en las secundaria te das cuenta que portarse bien es más difícil que de pequeño, de pequeño el mal máximo era robarle un lápiz a un compañero aquí en secundaria son las grandes ligas, eso que de pequeño hacías con mucho dolor era lo de todos los días, nuestro salón si que era un caos, que gente peleando aquí, gente rompiendo mesas por el otro lado, uno tiene que estar preparado en todo sentido. 

Ahora rápidamente estas en finales de curso de primero de secundaria no sabes cómo, la verdad solo sabes que entregaste trabajos y tareas pero todo los días son rápidos y  ahora debes tener las suficientes firmas para no reprobar nada, ese no fue mi caso. En segundo las cosas se ponen peor a la hora de hablar de caos entre los maestros, nuestro salón era el que más ruido hacía en la discusión, casi siempre había chisme, pleitos y caos; a mí nunca me gustó eso, pero lo increíble de todos los días eran las cosas graciosas que pasaban solo de recordarlas me sigue dando mucha risa.

Llegan los torneos de futbol  y  vienes de recuperarte de un esguince que te dejó en muletas, vienes preparado y fuerte como un buen defensa pero te vuelves a lastimar la rodilla que ni hacer ejercicio durante un mes puedes y en lo que vuelves a recuperar tu nivel, ya se acabó el torneo, pero te enorgulleces porque lo intentaste todas las tardes practicando con tu mejor amigo.

Toda va viento en popa, estás con tus amigos en clase, te sientes útil hasta que llega un rumor de una posible pandemia junto con una celebración de vacaciones adelantadas que se convirtió en una preocupación. La escuela se adaptó a clases en línea, algo muy extraño nadie sabía como usarlo. Pensamos que sería cosa de poco tiempo, para tercero sí estaríamos en presenciales, eso creíamos pero no sabíamos lo que nos esperaba; cada mes era una esperanza de entrar a la escuela de nuevo, pero no fue así. Para la mayoría fue algo divertido los primeros meses, te levantabas tarde, podías jugar todo el día con tus amigos pero poco a poco todo se fue volviendo rutinario, aburrido y cansado, sin embargo poco a poco las cosas fueron saliendo, te animas a servir en la iglesia, llegan cuatro gatitos de la nada, les das de comer y se hacen como mascotas temporales. Te ves fuerte y te vuelves a meter a un equipo de futbol y juegas con uno de tus mejores amigos, conoces gente fantástica y que te agrada mucho y tienes con quien hablar y contarle todo lo que haces.

Si me lo preguntan a mí, creo que tuve una de las mejores experiencias en secundaria, conocí gente nueva, estuve en una pandemia, fui un ejemplo de los buenos trabajos y de los malos, tuve malos momentos y otros donde te sientes como un resurgir y que nadie te va a parar.


Crónicas de una pandemia, Camila Cabrera

Todo comenzó en marzo 2020 cuando yo estaba en 2do de secundaria  a la mitad del año salió una noticia que nos impactó surgió un virus llamado covid 19 , al inicio cuando empezó la pandemia  yo estaba feliz porque iba  a tener dos semanas de vacaciones pero también por un lado estaba asustada por mi familia . En ese tiempo no hice nada, solo me la pasaba durmiendo y comiendo hasta que  al paso del tiempo yo veía que seguía y los meses  pasaron y empezaron las clases virtuales y era algo desconocido para mí, fue raro no ver a mis maestras y a mis compañeros , esto me hizo darme cuenta que en esta vida todo puede pasar y también esto me enseñó a esperar, me enseñó a ser paciente. Esto no fue fácil ya que  pasé cosas fuertes y problemas familiares  nunca había experimentado algo así tampoco había usado cubre bocas que por cierto están muy incómodos.

Es una experiencia que jamás voy a olvidar 

Algo malo de esto es que mi último año de secundaria  no lo aproveché como quería, no conviví con mis maestros ni con mis compañeros, solo a distancia hasta el día de la toma de fotos para la graduación. Ese día vi a mis compañeros y a mis maestros, yo estaba feliz porque después de mucho encierro los volví a ver.

Después de tanta cuarentena esto ya está acabando, ya hay esperanza porque están saliendo vacunas. Nunca me imaginé que pasaría algo así, fue impactante pero con la ayuda de Dios pude salir adelante junto con mi familia y creo todo estará mejor.

Crónicas de una pandemia, Haziel Luna

 

Bueno, voy a empezar presentándome, mi nombre es Haziel Luna y voy a contar como pasé la cuarentena en mi casa. Bueno antes de que empezara la pandemia yo me estaba preparando para ir a competir en básquetbol a Chihuahua y a Parral .

En ese tiempo cambiaron mis sentimientos, empezaba a enojarme mucho con mi familia, también me ponía triste por pensar que iba a  competir y ya no iría.

Sobre todo, cambié mi condición en el aspecto de jugar basquetbol por tres meses y también dejé de hacer ejercicio por no estar haciendo nada en la casa y por estar deprimido por no poder salir con mis amigos, sin embargo, me ponía al pendiente de la escuela con las clases en línea, al principio se me hacía complicado estar en las clases ya que nunca había estado así y podía distraerme con cualquier cosa, después de un tiempo ya me estaba acostumbrando y estaba mejorando mis calificaciones y aprendía cada vez más.

Bueno, los beneficios que tuvo la pandemia fue que pude estar mas cercano a mi hermana, cambiamos mucho en el aspecto de la manera en la que nos hablábamos, ahora nos decimos muchas cosas, nos ayudamos entre nosotros, casi todo el tiempo estamos juntos practicando basquetbol o jugando. Ahora puedo salir con mis amigos, también estamos más unidos como familia, mis hermanos y mis papás.

Y también ver a mis amigos de la escuela y maestras por videollamadas en zoom es más que suficiente ya que nos dijeron que podríamos tener graduación y vamos a poder graduarnos en presencial y así podré ver a mis compañeros de clase y maestras.

Eso es todo de mi parte y así pasé la pandemia en mi casa, afrontando todo aunque no parezca realidad.

domingo, 20 de junio de 2021

Crónicas de una pandemia, Martín Arriaga

Antes de la pandemia todo iba relativamente bien, hasta que un virus en China se empezó a esparcir, y todo empezó a ir relativamente mal. Al inicio yo no me preocupé, porque pensé que solo sería algo que se quedaría allí y estaríamos bien, lo cual es raro por que usualmente me preocupan mucho las cosas aun cuando no me deberían preocupar, pero por alguna razón esta vez no me preocupe y solo seguí con mi vida. 


En segundo todo iba bien para mí, seguía teniendo buenas calificaciones y todo iba bien hasta que iban a llegar las vacaciones de semana santa que avisaron que se extendieron dos semanas más lo que me puso muy feliz por que podría jugar y descansar de la escuela por más tiempo del normal, pero nos encargaron algo de tarea, aunque las hice y ya no fueron más problema. Cuando ya estaban por finalizar las vacaciones avisaron que se extendieron aún más, lo que ya no me agradó tanto por que en realidad en parte sí me gusta ir a la escuela por que de una forma rara me relaja el salir de mi casa, el recreo, ver a mis amigos y otras cosas, pero también dijeron que empezamos con clases en línea, a lo cual no le tomé importancia y de hecho fueron muy simples por que solo eran tres clases por día y no hacíamos mucho porque no estábamos muy acostumbrados a eso pero seguimos así hasta que termine segundo. 


Empecé tercero también en clases en línea lo que sí me molestó porque no me gustan las clases en línea y ya fueron más parecidas a las clases normales que lo hizo más difícil. Pero el 7 de agosto cumplió años mi amiga Mariel que lo celebramos con una reunión pequeña en mi fraccionamiento con, obviamente ella, Vicky, Diego y Emilio, aunque haya sido algo pequeño fue muy divertido porque ya teníamos un tiempo sin vernos, unos días después fue el cumpleaños de mi amigo Diego que fue en su casa, bueno en su cochera y la pasamos muy bien, estuvimos hablando, comiendo y también fuimos al parque, fue como una forma de relajarnos, o por lo menos para mí sí lo fue.


Lo que quedó del año solo seguí con la escuela pero en septiembre pasó algo que llevaba esperando bastante tiempo, la presentación del playstation 5, en el que anunciaron muchas cosas pero lo principal fue obviamente la consola y los juegos principales que lo acompañarían, el de “Spider-Man: Miles Morales” que si me interesó pero al final hicieron un anuncio que me emocionó mucho (pero no tanto como a Diego) que fue que anunciaron la  secuela de “God of War”, que es mi juego de historia favorito y me puso muy feliz que anunciaran una secuela. Después de eso llegó navidad, y obviamente pedí el play 5, pero como se habían acabado no me lo pudieron comprar así que esperamos hasta que hubiera de nuevo, mientras tanto me dieron una tarjeta de regalo con la que me compré unos tenis.


Llegó 2021, y yo seguí esforzándome en la escuela aun cuando se me dificultó entender en las clases en línea pero era más fácil que al inicio, me seguía yendo relativamente bien. Luego llegaron las vacaciones de semana santa y sí, ya habíamos pasado un año completo en cuarentena, pero en ese momento en que me di cuenta que ya había sido un año completo, sucedió algo que rompió mi triste momento reflexivo, mi mamá me envió un mensaje avisándome que ya habían playstations, así que al día siguiente fuimos, pero ya se habían acabado de nuevo en esa tienda, sin embargo pudimos llamar a otra sucursal, en otro estado y nos enviaron la consola para acá, solo tuve que esperar unos días más pero al final llegó y me hizo muy feliz.


También llegó el cumpleaños de mi amiga Victoria que obviamente no pudo hacer una quinceañera muy grande pero igual fue muy divertido estuvimos platicando entre todos, había comida y dulces muy ricos, fue algo muy agradable en general.


Aproximadamente por esas fechas empecé a estudiar para mi examen de admisión para la Preparatoria Central, afortunadamente no lo tuve que hacer solo, estudié con Mariel y con el apoyo de la maestra, pasamos algunas semanas estudiando en su casa y también platicando, como la pasaba tan bien, fue más fácil para mí entender lo que estudiábamos y aunque fue bastante cansado estoy muy feliz de que haya pasado ya que logré un gran resultado.


El mismo día del examen, pero en la tarde fue la quinceañera de mi amiga Ismeraí, que fue igualmente muy divertida porque platicamos, jugamos y también quemamos algunas cosas pero nada se salió de control. Un día después fue el cumpleaños de mi amigo Dante que creo que para mí fue la más divertida ya que jugamos billar, que es un juego que me gusta mucho aunque yo no sea muy bueno y también como Dante tiene alberca nos metimos y lo que más me divirtió fue su hermano Jonathan, que es muy gracioso y siempre nos hace reír a todos con sus historias y sus ocurrencias.


Seguí con mi vida normalmente ya más acostumbrado así que se me facilitó aunque con algunas cosas igual batallaba pero todo estaba yendo bien en general y se puso mejor cuando llegó el cumpleaños de Arturo, que lo celebramos en su casa jugando futbolito, comiendo y también jugando en el trampolín por lo que me la pasé muy bien.


Eso ha sido mi pandemia, y aunque al inicio no sabía qué hacer y batallé mucho para adaptarme lo pude hacer y ahora se me hace mas fácil estar en esta “nueva normalidad” pero aún así extraño mucho poder ir a la escuela, al cine, restaurantes y ver más seguido a mis amigos. Pero supongo que esto me ayudó a ser más responsable y a darme cuenta que aunque parezca muy difícil si me lo propongo puedo lograr cualquier cosa.


sábado, 19 de junio de 2021

Crónicas de una pandemia, Alfredo Carbajal

Esto empezó en 2do de secundaria cuando a surgieron noticias de un virus mortal a nivel mundial, después de eso ese virus llegó a Juárez por lo cual la escuela decide tomar prevenciones y por lo tanto se cancelan las clases y después de un tiempo de vacaciones nos avisaron que empezarían las clases en línea por la plataforma de zoom y desde ese día todo fue demasiado diferente para mí, la verdad no sé como haya sido para los demás.

Continuamos todo lo que restaba del ciclo escolar en línea y yo pensaba que en tercero íbamos a volver a clases presenciales pero no, siguieron de manera virtual sin embargo en tercero ya me había acomodado un poco más a todo eso de mandar los trabajos por correo a usar el drive y muchas otras plataformas pero lo que no se me había hecho fácil eran las materias ya que fue un cambio muy drástico de 2do a 3ro en cambio a las materias eran todas las mismas materias excepto por la de física que cambió por química y pues obviamente que en todas las materias subía mas la dificultad, pero también en lo que tenía que pensar era en todo eso de la preparatoria, a cual entraría y pues estudiar la guía para el examen y también en pensar si pasaría el examen o no y pues la verdad hubo varias veces donde se me estaba complicando pasar algunas materias pero al final sí las acredité.


Y también les quiero contar que pues hace poco me reencontré con alguien muy especial para mí y pues estuvimos platicando y todo y como que estamos saliendo, para mí estuvo muy padre todo eso, también volví a ver a varios amigos que hace mucho tiempo no veía y fue muy bonito reencontrarme con ellos, platicar, tomarnos fotos y no la pasamos muy bien todos aunque nos estábamos cayendo en la pista. Esta fue mi experiencia en 3ro de secundaria.


miércoles, 16 de junio de 2021

Crónicas de una pandemia , Reyna Acosta

Es algo especial el sentimiento de poder contar como me fue estos tres años de secundaria y darme cuenta de lo hermoso que fue haber tenido amistades y  profesores que me ayudaron y estuvieron conmigo cuando necesitaba su ayuda y cuando no la necesitaba.


Bueno en primero de secundaria tenia el típico pensamiento de: Estos profes van a ser muy duros, nos van a encargar mucha tarea, etc. pero fue así, si había profesores que nos encargaban bastante tarea pero no fue realmente lo que yo pensaba. 

En diciembre de ese año hicimos un baile el cual habíamos trabajado por tres semanas o algo así, salió muy hermoso. En todo ese año realmente no sabía si las amistades que empezaba seguirían por los tres años de secundaria, por eso desde que pude quise crear lazos que durarán por un largo tiempo y no solo quería tener amistades a lo loco. Un día estábamos en el salón y yo me senté en otro asiento el cual nunca me sentaba y vi a Ian ( un chico del salón) dibujando algo y como se me hizo muy padre el dibujo le dije: " Ay que chida dibujas", y el me dijo: "Ah ok gracias", (No todas las mejores amistades comienzan bien).  

El 14 de febrero toda la escuela fuimos a los boliches y me gustó mucho la experiencia porque nunca había ido a ese lugar, me divertí mucho y logré conocer a una de mis amistades que todavía tengo, Paulina.  Al principio ella no me caía bien, me caía  mal porque yo siempre tenía mi asiento y un día ella se sentó ahí, le pedí que se moviera y me dijo que no lo iba a hacer, yo intente decirle a la maestra Cristina (la ex-maestra de inglés) pero ella me dijo: "Cámbiate de lugar, ella necesita estar ahí porque no trajo sus lentes" , en ese momento no me imaginaba que  ella sería mi mejor amiga, incluso un día me dieron una notificación por ella, ya que ese día teníamos que traer unas pinturas pero ella no trajo la suya así que yo le di la mía pero cuando la maestra pregunto : "¿Todos trajeron sus pinturas?", yo dije que no traía la mía para que no regañaran a Paulina, ese día la maestra me dio una notificación y una semana después  se enteró de que yo si había llevado los materiales, me pidió disculpas y me dijo que fue muy valiente lo que hice pero que no lo volviera a hacer. 

Pasaron las vacaciones y volvimos a la escuela !Yo no me podía creer que ya estaba en segundo!  Realmente los primeros 3 meses seguía pensando que seguía en primero. Ese año no hicimos baile nosotros, solo los de primaria y ellos hicieron una obra, fue divertida. 

El catorce de febrero fuimos a Xtreme y fue chida solo que al principio andaba medio sola porque Natalie estaba con Juan y Paulina con Joel, ( no las juzgo, las entiendo completamente porque si fuera 14 de febrero y estuviera con el chico que me gusta hubiera hecho lo mismo).

Bueno aunque si me prestaron atención, ese día Natalie me reto a que me subiera a la tirolesa y lo hice, pero la chica que me lanzó de la tirolesa me había confesado que era su primera vez, me dijo que no tuviera miedo, que no iba a quedar atorada ni nada de eso.  Me lanzó y quede atorada en medio de la tirolesa, lo peor era  estaba justo en medio del salón  y todos me vieron)  yo empecé a llorar  y traté de agarrarme lo más fuerte pero mis manos estaban sudando demasiado, luego de cinco minutos llegó un chico que trabajaba ahí y me sacó y luego para colmo me preguntó: "¿Por que lloras?"

Y yo la verdad no pude contestarle porque se me hizo una pregunta muy ilógica, después de que me bajó la maestra Brenda vino y me abrazó y me dijo que yo podía llorar lo que quisiera que ya todo estaba bien. (Agradezco mucho que me haya consolado). 

Un día, hicieron un  convivio en el cual los abuelos de los alumnos podían ir y  quedarse a tomar café y comer donas después de un devocional que iban a dar a toda la escuela, bueno  mi abuelo fue ese día pero se tuvo que ir después del devocional, y como ya no estaba mi abuelo se suponía que debía irme al salón a tomar clases normales, entonces me fui a mi salón pero Abdiel, un compañero, me dio la idea de regresar al auditorio a comer donas y tomar café y luego regresarnos al salón antes llegara la maestra, pues fuimos pero como ahí estaba Paulina , mi mejor amiga, y sus abuelos; nos quedamos a platicar y se nos pasó el tiempo, pues resulta que la directora nos estaba buscando a nosotros dos y cuando nos encontró nos regaño por habernos saltado nuestra clase de historia.

Pasaron más eventos importantes pero esos fueron los más especiales para mi antes de que tuviéramos que dejar de ir a la escuela  por culpa de la pandemia.

Pasaron dos semanas y yo empecé a sentir algo que no sentía cuando estábamos en presencial, pero cuando hablaba con Ian ese sentimiento de angustia se iba, después de un tiempo me di cuenta cuanto lo necesitaba porque cuando estábamos en presencial yo sabía que le gustaba pero a mi en ese tiempo me atraía un chico de tercero de secundaria y hacía lo posible para que ese chico se fijara en mí, hasta el punto que dejé que mi necesidad me cegara, y cuando estábamos en la escuela presencial no me había dado cuenta de lo mucho que necesitaba a Ian para tranquilizarme o simplemente saber que no me criticaba,  aunque yo actuara de la manera más tonta. Ian, mi mejor amigo de primero  se convirtió en la persona que deseo tener en todo momento, en las buenas o en las malas y aunque tal vez suene como un cliché realmente me siento muy afortunada de tener a una persona así en mi vida. Pronto terminaremos 3ro de secundaria y tal vez me tenga que despedir de la escuela para poder entrar a otra pero no hay razón para despedirme de mis amistades increíbles que pude tener, quiero agradecerles  por estos últimos años que hemos compartido.

Y también estoy muy agradecida por las maestras que me enseñaron y me corrigieron y me alentaron a seguir adelante.

La maestra Brenda, mi maestra de español, quiero honrarla por el trabajo que ha hecho en mi, me ha hecho madurar mucho y me ha ayudado demasiado. He extrañado abrazarla desde que la pandemia empezó, pero no me voy a olvidar de ella ya que mi prepa esta justo a lado de la secundaria y la veré cuando pueda visitarla a ella y a todas las maestras que me educaron por estos tres años.

Pronto comenzará otra etapa en mi vida y estaré lista.


Crónica de una pandemia, Lluvia Galván

Cuando entramos a segundo año todo iba bien, nos divertíamos y convivíamos juntos en el salón pasaron algunos meses y nos llegó la noticia de que estábamos pasando por un virus así que tuvimos que dejar de ir a la escuela. Todos estábamos bien porque pensábamos que nos veríamos en 2 semanas y regresaríamos a la normalidad pero pasaron las dos semanas y no teníamos respuesta si regresábamos o no a la escuela.

Seguimos con nuestras clases en línea, pasaron meses y continuábamos sin respuesta, en ese tiempo vino una gran contingencia por el virus, las calles estaban solas no permitían estar después de las 7 de la noche, todos en la escuela solo esperábamos que nos dijeran que pronto seria el regreso a clases.

Pasó todo el ciclo escolar, comenzamos nuestro último año de secundaria aun en línea todos estábamos estresados y fastidiados de estar y vernos solo por la pantalla de nuestra laptop, llegaron los primeros exámenes y a todos, tanto a maestros como alumnos, se nos dificultaba elaborarlos por línea, pasaron los exámenes y nos fue bien, después de eso seguimos haciendo proyectos, apuntes de las clases y  algunas tareas, después llegaron las vacaciones de invierno y todos estábamos emocionados porque al fin podríamos descansar un rato.

Llegó un nuevo año gracias a Dios, el primer día de clases todos estábamos contentos porque suponíamos que por fin podríamos regresar a clases, sin embargo, dijeron que aun no.

Siguieron pasando los días, semanas y los meses, llegamos a los exámenes del segundo trimestre y estuvieron bien.

Como estábamos en pandemia y no podíamos salir, mi área social si cambió mucho, no hablaba mucho con mis compañeros, y no podía ver a mis familiares tan seguido ni en la iglesia ni en sus casas, también me puse triste porque cancelaron los servicios en la iglesia, a mi me gusta mucho ir y aunque igual hacían transmisiones no era lo mismo.

A las pocas semanas de los exámenes la maestra Lorena pregunto a mí y a otras niñas si queríamos participar con una canción el 10 de mayo. Todas aceptamos comenzamos a ensayar y grabar el audio y video, hicieron un devocional por línea y ahí pasaron los videos que salieron muy bonitos.

Después de eso llegamos hasta donde ahora estamos, en junio tristes porque ya no podremos volver a clases, pero contentos porque si Dios quiere nos podrán hacer una graduación presencial, y será ahí cuando digamos adiós y solo nos quedará esperar a que nuestro próximo año en la nueva etapa que es la preparatoria podamos estar en clases presenciales.

Pienso que, al estar en línea, no pude aprender mucho, ciertamente no es lo mismo en línea que en presencial, si en algún proyecto que fuera una exposición o algo así, fuera presencial la maestra nos podría ayudar mejor, nos podría corregir si estamos haciendo algo mal y en línea no.

Pero a pesar de las complicaciones le agradezco a las maestras por habernos apoyado en este ciclo escolar, por haber puesto su tiempo en nosotros y haber hecho ese esfuerzo.

Sin duda nunca olvidaré las grandes experiencias que tuve en Colegio Juárez, eventos, amigos, maestros siempre los llevaré en mi corazón. 

Esperemos que en este año todo vuelva a la normalidad, sin embargo, esta pandemia quedará para una gran historia en un futuro.


Cronicas de una pandemia - Libni Chapa

Todo inició en marzo del 2020 cuando cursaba 2do año de secundaria en Colegio Juárez, nos informaron que las clases se suspenderían por dos semanas debido a un virus originario de China que había estado expandiéndose de ciudad en ciudad por todo el país hasta que llegó a ciudad Juárez en donde ya había tres personas contagiadas. Me acuerdo que dijeron que se iban a suspender las clases una semana antes de vacaciones de Semana Santa, pero en mi caso como era la temporada de cambio climático y la primavera estaba por llegar me dio mucha alergia y por esa razón me mandaron a mi casa para prevenir a los demás de todo tipo de virus, entonces podría decirse que mis “vacaciones de semana santa” empezaron desde el 1 de abril del 2020.

Todos estábamos tan felices de que íbamos a tener más vacaciones, entonces esa última semana todos nos despedimos diciendo: ¡Adiós, nos vemos en dos semanas!. Pasaron las dos semanas y el 17 de abril nos avisan que no podemos regresar todavía a la escuela y que no se sabe cuándo regresaremos, todos lo aceptamos con tranquilidad pensando que íbamos a regresar a clases como en una o dos semanas, fue entonces cuando en el  20 de abril empezamos por primera vez nuestras clases en línea, todo iba muy bien, a todos nos encantaba estar en línea porque ya no era necesario levantarse tan temprano ni esperar al semáforo en medio del tráfico en las mañanas, todo era más cómodo para nosotros los alumnos. Y pasaron los días, semanas y meses  cuando todavía no se sabía cuándo regresar, y fue así como llegó el 26 de Junio, el último día de clases cursando 2do grado, se llegaron las vacaciones de verano y me acuerdo que mi mamá me decía: de seguro ya en agosto regresan. Pues llegó el 31 de agosto del 2020 y nada, el gobierno seguía sin darnos una fecha de regreso a clases presenciales y fue entonces que ese día tuve que iniciar mi 3er grado de secundaria en línea, para ese entonces a mi y a mis compañeros ya se nos hacía normal, se convirtió en nuestra nueva modalidad de vida.

Los meses pasaron y llegó el 18 de diciembre del 2020 cuando salimos de vacaciones, nos despedimos y nos relajamos por dos semanas, festejamos navidad con nuestras familias y por fin llegó año nuevo, ahora el 2020 ya había pasado, todo había quedado atrás. Todos pensaron que como era un nuevo año todo sería diferente, regresaríamos a clases, se acabaría la pandemia y que todos podríamos regresar a nuestras vidas normales; pues lamentablemente no fue así, se le informó a la ciudad que en el mes de diciembre habían subido los contagios debido a que muchas familias se juntaron y dio oportunidad de que el virus se diseminara y si antes teníamos esperanzas de regresar pues después de esas noticias varios empezaron a perder la esperanza y mejor aceptaron que eso iría para largo.

En fin, regresamos a clases en enero del 2021, pasaron los meses y se llegó el 14 de febrero, el día del amor y la amistad, cuando estábamos presencialmente en la escuela solían llevarnos a todo secundaria a algún lugar para divertirnos con nuestros amigos, íbamos al boliche, a un parque de diversiones, etc. pero debido a que ahora todo era en línea ese día pasó de ser una salida divertida a ser una reunión en zoom. 

Pasaron los meses y se llegó el mes de mayo, me acuerdo que los contagios habían bajado un poco pero no tanto como para regresar a la normalidad y fue entonces cuando el 6 de mayo por primera vez en un año y dos meses me pude reunir con unas compañeras en la escuela debido a que nos habían invitado a una grabación para el día de las madres, que por cierto ese video salió el 10 de mayo del 2021.

Pasaron los días y para ser exacta el 15 de mayo era un día muy importante para mi, pues iba a hacer mi examen de admisión a la Preparatoria Central una de las mejores escuelas en Juárez, ese día me acuerdo haber ido al parque central con mi papá que me acompañó hasta la entrada del parque en donde a partir de ahí más de 100 adolescentes tuvimos que caminar hasta llegar al edificio de la escuela; hice mi examen y al estar ahí me encontré con mi maestra de español Brenda Saldívar y mis compañeros Mariel Muñoz, Arturo Barraza y Martin Arriaga quienes también fueron a hacer su examen. 

Siguieron pasando los días y el 18 de mayo nos citaron a los terceros para tomarnos nuestras fotos de graduación, nos fueron pasando de grupos en grupos pero eso no nos importó, todos estábamos tan contentos de que por fin nos íbamos a ver en persona que no nos aguantamos las ganas de tomarnos fotos, abrazarnos y platicar aunque solo fuera por menos de veinte minutos. Dos días después, el 20 de mayo, festejamos el día del estudiante con una simple reunión en zoom, nos pusimos mascarillas, platicamos, jugamos y comimos, claro que no fue nada comparado con los festejos que teníamos en clases presenciales pero pues no me podía quejar.

Llegó el 25 de Mayo cuando me llegó una notificación de los aceptados al examen de ingreso que había hecho, fue ahí en donde mi corazón empezó a palpitar demasiado rápido, luego luego entré a la publicación a ver si me habían aceptado cuando voy buscando mi nombre y ¡por fin lo encuentro! era la número 26 de 135 estudiantes, había sacado un promedio de 9.4 lo cual estaba super bien porque yo sabía que había dado lo mejor de mi, en fin tuve que regresar a clases toda emocionada porque todavía no acababa mi horario.

Los días han pasado y seguimos en pandemia, todavía no hemos regresado a la escuela presencial, los lugares públicos como plazas, restaurantes, iglesias etc. no regresaron a la normalidad, todos tenemos que estar a metro y medio de distancia, si salimos de casa no podemos olvidar nuestro cubrebocas y al entrar a algún lugar siempre tenemos que ponernos gel antibacterial y desinfectarnos. Hasta el día de hoy 9 de junio del 2021 Ciudad Juárez esta en semáforo amarillo, estamos a un paso de estar en color verde y regresar a nuestra nueva modalidad presencial pero cuando regresemos ya estaré en la preparatoria.

La pandemia empezó cuando tenía 13 años y en este mes estoy por cumplir los 15, espero que para mis 16 años la pandemia ya haya acabado. Y esa fue la experiencia que he tenido hasta el día de hoy en la nueva forma de vivir y estudiar durante una epidemia mundial.



Crónica de una pandemia, Maya Torres

Covid-19, una grave enfermedad que nos llevó a una pandemia, más de un año en esta contingencia, que personalmente no ha sido nada más que un revoltijo de sentimientos y nuevos conocimientos. Al principio no fue tan complicado, comenzamos encerrándonos por múltiples meses en casa, saliendo solo en casos de emergencias o cumpleaños, pero aun así no teníamos contacto físico con los demás.

Probamos nuevas recetas, platicamos en familia, jugamos muchos juegos y se incluyeron en unos cuantos trabajos escolares. La escuela se volvió algo distinto. ¿Cómo se supone que todo lo haría en línea? Me sonaba un tanto ilógico, pero todo resultó de manera positiva, hacía llamadas diarias con mis amigas, veíamos películas, y disfrutamos del pequeño rato en el que nos podíamos ver. Sin embargo, las cosas no dejaron de hacerse más pesadas; la ansiedad era algo que estaba a brote constantemente, las llamadas empezaron a reducirse de vez en cuando, y terminé sintiéndome más sola que nunca. Y al mismo tiempo, aunque mi relación con mis amigos no era la mejor, la relación con mi familia iba como nunca, jamás me había llevado tan bien con ellos, considerando que siempre nos hemos llevado bien, mi hermana y yo estamos más unidas que nunca y lo mismo mis papás.

Dentro de esto mismo, el descubrimiento de nuevas cosas salieron a la luz, y con eso nuevos gustos e intereses; comencé a maquillarme (solo un poco), desarrollé un gusto por la astrología y otros temas que no puedo mencionar aquí, de igual forma mi conexión con la música se fortaleció y he crecido como persona.

Aunque muchas cosas que tenía planeadas se cancelaron o cambiaron de fecha, como lo es mi quinceañera, no dejo de pensar que esta pandemia me ayudó a encontrar mi centro y lo que verdaderamente me hace feliz, al igual que aprendí a amarme y aceptarme tal y como soy, aprendí que siempre es importante esparcir un poco de lo que sea que tengas, una sonrisa, dinero, una frase que te motive, una parte de tu comida, no importa. 

Todos necesitamos de todos, todos requerimos de ese cariño, de ese amor, del apoyo. Y eso no es todo lo que esta pandemia me enseñó; aprendí a dejar atrás la opinión de los demás y enfocarme en mí, a aceptar a la gente y quererlos por quienes son y no por quien yo espero que sean, aprendí a tenerme aprecio y tenerle ese aprecio a los demás.

Así que no hay que dejarse de cuidar, pero tampoco hay que dejar de amar y esparcir ese sentimiento, recordarle a toda la gente que son amados y que lo sientan. Durante este tiempo, la gente ha caído a un punto muy bajo y en una tristeza un tanto profunda. Y es por esa razón que me di cuenta la fuente de mi alegría, y no es mi familia, no son mis amigos, no son mis ambiciones y sueños, sino es hacer a la gente feliz, estar para alguien y que se sientan amados. Hay mucha gente con historias de vida que quieren ser contadas, y yo quiero ser la persona a la que le tengan confianza, quiero escucharlos y darles consejos para ayudarles.

Y no crean que esto es algo que nace de la noche a la mañana, tomó tiempo y de mucho esfuerzo por encontrar quién soy y quien anhelo ser. Me tomó 3 años de secundaria encontrarme y demostrar quien soy. Y no me dejarán mentir cuando digo que esta etapa fue una de las más extrañas que he experimentado en mi vida, nunca me imaginé acabando esta etapa por medio de una computadora, aunque tuvo sus propias ventajas.

Claro, fue difícil acostumbrarse al cambio y aunque el año comenzó de una forma simple y un tanto loca, tomó un giro que nadie esperaba. 

Personalmente la etapa empezó de una forma fácil, de todas formas no era cómo si no conociera a todos mis compañeros, las clases no fueron una dificultad, pero lo que era un problema era cómo yo veía las cosas. ¿Verdaderamente debía ser cómo ella? SI, o por lo menos eso pensé por mi primer año, pero igual tarde o temprano me daría cuenta que estaba muy equivocada. Pasé el primer año bien, el grupo era unido, tenía varios amigos y me llevaba bien con la mayoría, y con quien no, era porque en realidad nunca le hable en realidad. El segundo año empezó, ¿Qué si me imaginaba que algo así iba a suceder?  No, claro que no, tenía la cabeza llena de cosas, entre trabajos, mis amigos , reuniones, hasta personas que llamaban mi atención, y por supuesto, la música; se podría decir que este fue el año en que más estaba metida en mi pasión por la música. Pero claramente esas ideas se apagaron de inmediato, y de la nada, estábamos en pandemia. Recuerdo mucho ver a mi mamá muy preocupada, no se le pasaba ni una sola de las entrevistas de Gattel para saber qué estaba pasando; y mi rutina comenzó siendo la misma: levantarme temprano para la escuela, alistarme, y tomarme un té de limón con bicarbonato, que después fue cambiado por bombas de vitamina C, y no puedo mentir mi mamá nos tenía muy cuidadas, llenando nuestro cuerpo de vitamina C, vitamina D y zinc, para que tuviera los suficientes anticuerpos por si acaso nos daba covid, no nos diera tan grave. 

Con el tiempo me fui acostumbrando y una que otra locura se nos salió de repente, mi hermana y yo nos pintamos el cabello, me fui de viaje y hasta me cambié de casa, es cierto eso de que la pandemia te saca unas tremendas locuras, pero aun así nunca dejamos de ser felices y amarnos muchos.

Pero lamentablemente no todo es color de rosa, y pasaron cosas muy tristes, mi familia se separó mucho y eso no alegró mucho a mi abuela que digamos, perdimos a gente conocida, y tuvimos que consolar a lo lejos a familiares que perdieron a familia. Y probablemente suene algo tonto o no tan importante, pero para mí lo fue, ver cómo de un evento tan cercano, que era mi quinceañera, se me fue de las manos y se alejó mucho, la fecha actual aún es tentativa y no sé si terminaremos cancelando el evento, pero eso es algo que me resulta triste vivir, por la ilusión y el deseo de tenerlo y pensar que se me fue de las manos.

También fue difícil el no estar cerca de la gente que amo, el no poder verlos o abrazarlos o recordarles lo mucho que los amo, y tuve mis momentos que los extrañaba tanto que me ponía a llorar, pero al final siempre pude controlarme y esperar el tiempo suficiente cómo para poder verlos.

Ya para terminar lo único que puedo decir es que, la secundaria fue una etapa distinta, pero no de mala ni buena forma, simplemente fue distinta. La disfruté mucho, pero si perdí cosas que me hubiera gustado vivir,  cómo el ir a fiestas, salir con mis amigos, los días del estudiante, todo eso será lo que me gustaría tener de vuelta, pero lamentablemente eso es algo que no lo podré conseguir. Y en el caso de la pandemia, puedo decir que he crecido y madurado como persona, y me he dado el tiempo de aprender más de mi misma, como el reconocer mis reacciones a diversas cosas, saber cuándo estoy feliz, cuando no me siento bien y muchas cosas, y de la misma forma me di el tiempo de ser más observadora y si lo puedo decir, creo que he aprendido mucho más de mi familia de lo que ya sabía. Aprendí mas de mi mamá, una mujer que no solo es fuerte, pero también me di cuenta que es una mujer que se preocupa mucho por todos y por que estén bien y hace lo posible por hacer de tu día algo bonito; de mi papá, un hombre que le es muy intimidante a la gente, pero es el oso de peluche más grande que conozco, un hombre con una gran pasión por la música, y una obsesión con Star Wars, alguien que le tiene un gran respeto a su abuelo y le encanta hablar de él; y de mi hermana, una señorita que es sumamente independiente, pero se preocupa por los demás y le gusta verte feliz,  es sumamente detallista (cómo mi mamá) y le gusta mucho salir a fiestas; y por último estoy yo, una niña que tiene muchos cambios de humor, pero siempre que conoce a una persona nueva, la guarda en su corazón siempre, un tanto rencorosa y muy impulsiva, pero es feliz. Y esa fue mi fortaleza durante la pandemia, una famila de 4 personas con 3 perritas, Kandy la chihuahua, Coco la shitzu y Romi la baset hound, ¿ A quien mas podría querer a mi lado en esta pandemia? A nadie, y les compartiré una frase que usamos en familia “ somos FZAS, todo lo podemos juntos” y esa siempre será mi razón por la que no escogería a nadie más para que estuviera conmigo. Me di cuenta que mi familia es mi todo y que la amo con toda mi alma y corazón, más que nunca. Y dime, ¿Qué fue de ti durante esta pandemia?


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